La deforestación, las sequías y el aumento de las emisiones están saturando los grandes sumideros de carbono del planeta, tanto en América como en África, indica un estudio en ‘Nature’
Los bosques tropicales tienen un papel crucial contra el cambio climático. Actúan como sumideros globales de carbonoo, eliminando el CO2 de la atmósfera y almacenándolo en la biomasa de los árboles. Hasta ahora, los científicos han elaborado los modelos climáticos bajo la premisa de que este proceso, conocido como secuestro o captura de carbono, se mantendrá estable.
Pero la capacidad de los bosques tropicales del mundo para neutralizar el carbono está disminuyendo, de acuerdo a los resultados de un estudio publicado este miércoles en Nature, en el que se ha analizado el comportamiento de 565 bosques tropicales a lo largo de los últimos 30 años.
El nuevo análisis ha monitorizado la evolución -o desaparición- de 300.000 árboles en África y el Amazonas desde 1983. Los resultados reflejan que la absorción global de carbono en los bosques tropicales vírgenes del planeta alcanzó su capacidad máxima en la década de los 90 y que, llegado el año 2010, ya había disminuido un tercio.
Las causas de esa rápida caída se encuentran en la pérdida de biomasa: la superficie forestal disminuyó en un 19% durante ese periodo, al tiempo que las emisiones mundiales aumentaban en un 46%.
«El dióxido de carbono adicional en la atmósfera impulsa el crecimiento de los árboles. Pero, cada año, ese efecto se ve contrarrestado, cada vez más, por los impactos negativos de las temperaturas más altas y las sequías, que ralentizan el crecimiento y pueden matar a los árboles», explica Wannes Hubau, científico del Museo Real de África Centrall en Bélgica y autor principal del estudio, en el que han colaborado casi 100 instituciones de todo el mundo.
El informe apunta que estamos inmersos en un cambio de ciclo para los bosques tropicales, que están pasando de ser sumidero a convertirse en una fuente más de CO2.
Reevaluar los modelos climáticos
Los autores también indican que la inversión de la tendencia llegará antes a la cuenca del Amazonas que a los bosques de África. «Nuestro modelo muestra un declive a largo plazo del sumidero africano, mientras que el amazónico seguirá debilitándose rápidamente: prevemos que se convertirá en una fuente de carbono a mediados de la década de 2030», afirma Hubau.
La diferencia, explica el investigador, se debe a que los bosques sudamericanos son más dinámicos: están expuestos a temperaturas más altas, a aumentos de temperatura más repentinos y también a sequías más regulares y severas.
En vista de las conclusiones del estudio, los investigadores creen que las actuales estimaciones y objetivos mundiales sobre emisiones deben ser revaluados «urgentemente» para adaptarse a este nuevo ciclo.
«La capacidad de los bosques tropicales para absorber el carbono está disminuyendo décadas antes de lo que los modelos climáticos más pesimistas habían previsto«, apunta la científica española Aida Cuni Sánchez, una de las coautoras del artículo de Nature.
«La consecuencia es terrible: el cambio climático será peor de lo que se había estimado, ya que los bosques tropicales dejarán de eliminar parte del carbono y empezarán a emitirlo», añade esta científica.
Amazonia y el Congo
Para analizar la evolución del proceso, los autores han medido periódicamente el diámetro de cada árbol y estimado su altura, volviendo cada pocos años a las mismas áreas boscosas para observar su transformación. En función de los datos acumulados sobre crecimiento, evolución y mortalidad, han podido calcular los cambios globales.
Algunos de los autores han viajado periódicamente a enclaves remotos, incluyendo uno que exige una travesía de una semana una canoa hasta llegar al Parque Nacional de Salonga, en la República Democrática del Congo.
«Después de años de trabajo en bosques tropicales del Congo y el Amazonas, hemos encontrado que uno de los impactos más preocupantes del cambio climático ya ha comenzado, décadas antes que en los modelos más pesimistas», afirma Simon Lewis, investigador de la Facultad de Geología en la Universidad de Leeds.
Tras las últimas mediciones, realizadas en 2014, los autores aplicaron un modelo estadístico, con las tendencias de las emisiones de dióxido de carbono, la temperatura y las precipitaciones, para estimar la evolución del almacenamiento de carbono en los bosques en las próximas décadas.
Combinando los datos de dos grandes redes de investigación (AfriTRON en África y RAINFOR en Amazonia) observaron que el sumidero del Amazonas comenzó a debilitarse primero, a partir de mediados de los 90, mientras que la tendencia comenzó en África 15 años más tarde.
Los bosques tropicales vírgenes eliminaron el 17% de las emisiones de dióxido de carbono producidas por la humanidad en todo el mundo en la década de 1990, pero sólo el 6% en la década de 2010. Eso representa una diferencia de 21.000 millones de toneladas, lo que equivale a una década de emisiones de combustibles fósiles de Reino Unido, Alemania, Francia y Canadá.
«Los bosques tropicales vírgenes siguen siendo un sumidero de carbono vital», señala Lewis, «pero lo que revela esta investigación es que, a menos que se ejecuten políticas para estabilizar el clima del planeta, es sólo cuestión de tiempo que no puedan seguir capturando más carbono«.
Fuente: elmundo.es
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